¿QUÉ SÓMOS?

La Plataforma Motera de Ceuta es una asociación que lucha por la seguridad vial de todos los usuarios de carreteras y, en especial, por la de aquellos que utilizan vehículos de dos ruedas.

Necesitamos tu apoyo, seas o no motero/a. Contacta con nosotros: moterosdeceuta@gmail.com

EN ESTE BLOG PODRÁS SEGUIR NUESTRO TRABAJO A TRAVÉS DE COLABORACIONES EN PRENSA, NOTICIAS, IMÁGENES...ETC. BIENVENID@.



13/4/10

Queremos plazas de Policía para moteros

Nosotros, los moteros y moteras, que profesamos la religión de las dos ruedas, queremos estar representados en la Policía Local. Por ello, pedimos que se reserve un tanto por ciento de las plazas que salgan en este cuerpo de seguridad exclusivamente para nosotros.

También proponemos que no se pida formación académica, sólo que se demuestre quién es más motero o motera y el que gane, se viste de poli, con su porra, su pistola y sus grilletes. La realidad social de nuestra ciudad hace necesario que estemos representados en la Policía Local, ¿acaso alguien duda que los moteros no somos los más indicados para formar parte de un cuerpo de seguridad que tiene entre sus principales funciones la regulación del tráfico?.

Esta tontería que desde la ironía acabamos de escribir, la hemos oído y leído hace unos días de boca de unos “lumbreras” que han pedido lo mismo para los practicantes de una determinada religión. Esta tontería, que ha conseguido situarse en el diccionario de la RAE como última acepción de la palabra “ridículo”, la han dicho algunos que se autoproclaman representantes de un colectivo religioso. Lo peor es que no es la primera vez que lo escuchamos, mejor dicho, lo peor es que ellos están pidiendo lo que ya está concedido (lógicamente) en otro tipo de oposiciones, pero para personas discapacitadas. ¿Acaso estos señores están considerando “discapacitados” a los que profesan esa determinada religión? ¿Acaso estos señores no creen que sean capaces de aprobar una oposición por sus propios méritos, estudiando y formándose?. En momentos como este, recuerdo a esas personas, de esa religión, que han compartido con el que les escribe clases en una Universidad y se ríen de estos defensores de los que no han pedido ser defendidos por nadie. Pero claro, estos últimos son personas cultas y con una formación que les abre la mente.

También hemos oído últimamente cosas como: “En una ciudad en la que el 95% del profesorado es cristiano y sólo el resto es de otra religión… algo va mal.” Tiene narices la cosa, lo que va mal es que no se han presentado a las oposiciones o no las han aprobado. ¿También tenemos que regalarles las oposiciones a los que rezan de una determinada manera? Y…¿por qué no a los hindúes, budistas, evangelistas, protestantes, hebreos…etc?.

Y no queda ahí la cosa, también se ha insinuado que sería conveniente que los niños del extrarradio intercambiasen los colegios con los del centro. Claro… y los que tenemos motos chungas, las cambiamos por los que tengan motos buenas. Y los que tengan trabajos malos, que los intercambien con los que han estado media vida estudiando para llegar más alto. Que le pregunten a un padre que viva en Erquicia si quiere tener que llevar al niño al colegio Beatriz de Silva, que le pilla muy cerquita de casa y le va a dar tiempo a llevarlo antes de ir a trabajar. Todo ello al margen de que la tontería es de magnitud preocupante.

Y esto lo escribe un niño de barrio, que fue a un buen colegio al lado de su casa y que no necesitó que ningún Cid Campeador se subiera a lomos del Babieca del ridículo para seguir estudiando dignamente.

Esos autoproclamados defensores, no hacen ningún bien hablando por aquellos con los que comparten religión, porque ni ellos lo necesitan, ni es bueno que alguien que dice tonterías como la de “reservar plazas de policía para…” parezca representarlos.

Eso sí, si alguien les hace caso, que no me extrañaría en la ciudad del “no pasa nada” y del “para que no molesten, dales lo que sea”, que no se olviden de que los moteros también hemos pedido nuestro trozo de la tarta. Para las multas nos viene muy bien ser nosotros mismos los del librito verde.