Ya hace unas semanas que ocurrió, pero las heridas tardan en curar y los huesos rotos se sueldan tan lentamente como tardará en desaparecer el susto que se llevaron, con total seguridad, sus familiares y amigos. Son los “daños colaterales” que vienen incluidos en la bolsita cuando compramos el pack “ser motero”.
Me encuentro lejos de Ceuta por motivos laborales, a los mismos cientos de kilómetros que el día que ocurrió el accidente. Los medios de comunicación (sólo los escritos) hicieron hervir mi teléfono intentando, a través de nuestra Plataforma Motera, obtener información sobre un accidente ocurrido en las cercanías de Ronda. Evidentemente, yo no sabía nada y me llevé un susto de muerte, porque varios amigos e integrantes de nuestra asociación habían acudido a la concentración que anualmente se celebra en esa ciudad malagueña, de gran tradición motera.
Tras varias llamadas conseguí obtener toda la información, que hice llegar a aquellos periodistas que se interesaron por conocer el estado de salud de los dos moteros accidentados. No merece la pena entrar en detalles, pero todas las versiones apuntan a que el culpable del accidente fue un coche que invadió el carril por el que circulaban nuestros compañeros. Algunos dirán: “irían como locos”, otros: “pocas cosas les pasan”, etc… es decir, lo de siempre. La realidad, como suele ocurrir, es otra, y los prejuicios vuelven a convertirse en un mal juez para estos casos. Lo importante es que estos dos moteros saldrán adelante y, dentro de la gravedad de sus heridas, evolucionan favorablemente, según nos han comunicado recientemente. Días después del accidente recibí la llamada del presidente del Motoclub “Los Bandoleros” de Ronda, interesándose por los moteros convalecientes y buscando por todas partes un teléfono de algún familiar al que poder expresarle su malestar y del que poder recibir información. Le agradecimos enormemente su preocupación y le ofrecimos toda la información y ayuda que nos fue posible. Suerte que no había un guardarraíl, tan peligroso como los que hay instalados en nuestra hermosa Ciudad, en el lugar del accidente. Suerte, porque de haber sido así ahora estaríamos lamentando algo mucho más grave.
Creo que los que tienen el “poder”, efímero y volátil como a veces lo es el tiempo, no son conscientes de la gravedad de la negligencia que se está cometiendo en nuestras carreteras. Una caída de la moto, a 30 km. contra un guardarraíl no homologado, puede amputar un miembro o decapitar al accidentado. No hace falta tener carreteras nacionales en las que se pueden alcanzar grandes velocidades para poder considerar estos elementos como peligrosos. Estas cosas pasan, lamentablemente. El motero que escribe también tiene “heridas de guerra” por ser motero, como casi todos.
Lo único bueno (si es que hay algo positivo, que por supuesto que no) que podemos sacar nosotros de esto es que nuestra Plataforma Motera sirve para algo más. Sirve para tener alguien a quien llamar cuando ocurre algo relacionado con el mundo de las motos, sirve para poner en contacto a las personas adecuadas en casos tan poco deseados como este, sirve para que alguien teclee en el Google: “moteros Ceuta” y aparezcamos nosotros, con nuestros nombres y nuestros teléfonos…dispuestos a ofrecer toda la ayuda que necesite, llame quien llame. Sobre todo, sirve para poder escribir artículos como este, utilizando como firma, en esta ocasión, un fuerte abrazo dirigido a dos moteros que se encuentran recuperándose de sus heridas y lesiones. Como siempre… sobre dos ruedas.
